domingo, abril 03, 2005

Una mirada neurológica a la conducta de algunos chicos

ADHD en San Pedro

Con gran éxito se desarrolló la charla sobre “Neurología de la conducta” que brindó en San Pedro el Dr. Guillermo Bernaldo Quirós. A sala llena y con gente en los pasillos, tuvo lugar por casi dos horas la exposición que este especialista desarrolló en San Pedro. Docentes, profesionales de distintas disciplinas y padres se reunieron para conocer algo nuevo sobre un tema prácticamente desconocido.

Aunque el día invitaba a no salir de casa, diez minutos de la hora de inicio la sala de la Escuela Normal de San Pedro ya estaba a medio llenar. En los próximos 20 minutos se cubrieron los espacios y los más retrasados tuvieron que disponerse a escuchar desde los pasillos. Unas 300 personas pertenecientes al sector educativo (maestras de nivel inicial y EGB, directoras, estudiantes), disciplinas vinculadas con la conducta y la sociedad (sicólogas, asistentes y trabajadores sociales, médicos ), así como familiares de chicos que podrían estar padeciendo este desorden denominado ADHD fueron los asistentes. Si bien en su mayoría eran sampedrinos, también viajó gente de San Nicolás.

Belén Yunes, Inspectora Jefe Distrital de la rama EGB, tuvo a su cargo la apertura de la charla. “Esta presencia ratifica la importancia de interiorizarnos en un tema que desconocemos pero que es necesario conocer para poder ayudar”. Luego cedió el turno de la palabra al Dr. Quirós quien comentó: “No vengo a dar mi opinión sobre el ADHD, vengo a repetir lo que dice la ciencia”.

El Dr. Guillermo Bernaldo de Quirós es Neuropsiquiatra infantil y Director del curso de Postgrado sobre Déficit de Atención de la Fundación Favaloro. Lo acompañaron las integrantes de su equipo, Licenciada en Psicopedagogía Gabriela Pautasso y la Licenciada en Psicología Silvia Salinas, con quienes coordinaría al día siguiente el taller de entrenamiento a partir de resoluciones de hipotéticos casos.

Presentación del ADHD
“El ADHD no es un tema nuevo. Es viejo y muy investigado. Lo sufren un alto porcentaje de los niños, la característica que los identifica es un desorden neurobiológico que se caracteriza por grados inapropiados de la: atención, impulsividad e hiperactividad. Parece un tema simple, que no hace falta un médico para diagnosticarlo. El problema es que esto es como todo, raramente se da como en los libros. El cuadro es mucho más complejo. Para hacer un diagnóstico de esto, primero uno tiene que hacer un diagnóstico madurativo (analizar en relación a la edad del paciente); segundo, la forma en que se presenta el cuadro es siempre diferente; tercero, no siempre se da en forma pura, a veces está asociado a otros problemas (tan severos o más que éste); cuarto, tiene repercusiones a largo plazo. En los años ’60 se pensaba que era un problema de la infancia, pero ahora se sabe que sigue en la adolescencia y en la etapa adulta


Haciendo la distinción que no se lo llama “enfermedad” y sí “desorden neurobiológico”, el especialista continuó: “Es un problema crónico, pero no necesariamente de mal pronóstico. En todo este tipo de problema, lo fundamental es el diagnóstico temprano, para corregir todo lo que se puede. A veces hay chicos diagnosticados como ADHD que son totalmente diferentes. Esto es así, pero este chico tiene un medio social donde está inserto, distintos tipos de educación. A ésto se suma chicos con problemas de conducta, o cognitivos, o de aprendizaje.”

“Básicamente el chico no puede adaptar su conducta a la situación donde está. Probablemente no se lo puedan identificar en un recreo en el patio donde todos los chicos están corriéndo y moviéndose. Tal vez este un poco más. Sin embargo, en la calle, mientras los otros van a estar tranquilos, este va a seguir moviéndose. Ahora, Uds. me van a decir que hay chicos normales sin este problema. Es así, la diferencia es de grado, no de tipo de conductas”.

Sin marcadores biológicos
El profesional se detuvo a explicar que en siquiatría no existen marcadores biológicos que puedan hacer un diagnóstico. Mientras que para determinar si una persona es diabética o no se le hará una prueba de tolerancia a la glucosa, para el caso de una depresión sólo podrá hacerse en base a los síntomas que la persona refiere que tiene.

Sin embargo, también manifestó que lo que uno busca es que el diagnóstico sea lo más objetivo posible. “El que no conoce que esto existe, los rotula maleducados, malcriados, vagos, no le ponen límites, no le hacen estudiar. La maestra suele decir «no quiere, pero me da la impresión que puede». Es difícil saber cuando quieren y no pueden. Los chicos tienen algunas cosas que hacen que no pueden controlar, y a veces como todo chico sacan ventaja de ello y lo utilizan. Su mala conducta es reforzada continuamente, porque con ella capta la atención del adulto. La realidad es que sí sabe leer pero lee mal, entonces no quiere leer en público, sabe que si se porta mal capta la atención de los mayores que es lo que todo chico quiere, sabe que haciendo cosas malas consigue la atención. Que termina en un circuito vicioso difícil de romper”.

Para hacer el diagnóstico, se utilizan 18 ítems que corresponden a criterios, pero no es un test que se les hace a los padres. “Muchas veces los padres refieren que les hicieron un cuestionario. Eso es una escala... pero esto no es suficiente para un diagnóstico”. Estos criterios corresponde 9 a cuestiones de atención y 9 a cuestiones de hiperactividad. De ellos hay dos que son centrales. El primero es cuándo el chico tiene problemas de atención. Esto sucede cuando tiene que prestar atención a algo que no lo gratifica o le demanda esfuerzo mental. Mientras puede pasar largas horas concentrado en la televisión, en la computadora o el video juego, no puede mantenerse con algo que no le gusta. Si bien esto nos pasa a la mayoría de las personas, la diferencia es de “grado”. Una persona que no padece este desorden sí pueden concentrarse en pos de una gratificación posterior.

El otro gran indicador está vinculado a la parte del cerebro denominada “sistema tensional anterior”. Mientras existe un sistema tensional posterior que no falla y que tiene que ver con la orientación, el anterior es voluntario y está unido al sistema ejecutivo del cerebro. “La parte del cerebro que es nuestro director de orquesta nos dice qué hacer y qué no hacer. Nos dice en base a un libreto, según algunos autores en el lóbulo frontal. Este tipo de sistema falla acá”. Para esto el especialista citó una metáfora del inglés Brown donde en la orquesta “cada instrumento está tocando lo que quiere, con la partitura que le da la gana. Impulsividad: actuar antes de pensar”.

Llegar al diagnóstico
Una de las dificultades en la terapia, es cómo trabajarla con un chiquito de 5 años. A esa edad lo más que pueden referir es “soy malo, tengo el demonio adentro”. En ese caso, el terapeuta tiene que trabajar con los padres, ya que “buscar la causa profunda también es perder plata y tiempo, porque la causa es genética. Eso no quiere decir que no tenga una mirada global, pero sí me interesa marcar una diferencia entre una radiografía completa entre el chico y adscribir el problema del chico a una causa. Ah... el chico es así porque se murió el loro... ah... el chico es así porque se separaron los padres”.

En el diagnóstico tiene que trabajar los médicos, la familia, los docentes sin un trabajo coordinado y en equipo se llega al fracaso a la hora de diagnosticar. Un proceso clínico en el que se valora lo que dice el paciente, la familia y el docente. Una de la principales dificultades para realizarlo es que el paciente no reconoce mucho de los síntomas o no puede valorar el grado de dificultad. El clínico evalúa si la dificultad alcanza la categoría.

Pensar en 12 horas de diagnóstico
Un buen diagnóstico dura 12 horas o más. En él se tienen en cuenta aspectos biológicos, neurosicológicos y cuestiones de entorno. Entre los aspectos biológicos se tiene en cuenta el cuadro familiar, ya que está comprobado que es genético. En Australia se estudió a dos pares de gemelos. Un caso eran los gemelos idénticos y el otro gemelos fraternos (es decir, sólo 50 % de genes similares). El diagnóstico de ADHD resultó que en el primer caso ambos tenían tenían el desorden en un 87 % mientras que en el segundo sólo el 37%.

Finalmente en las cuestiones de entorno. Los factores familiares no causan ADHD pero sí complicaciones. “El medio no produce ADHD, produce problemas de conducta”

Definiciones en cada familia
A medida que transcurría la charla, muchos asistentes iban haciendo un paralelismo con sus casos cercanos. Las preguntas se orientaban a las problemáticas que veían en sus hijos. Sin embargo, quizás el momento más intenso de la charla fue cuando se abordó el tratamiento y la medicación. Algunas de las preguntas fueron: ¿Quién determina que el chico deba ser medicado? ¿Cuándo comienzan a verse los cambio? A veces presta más atención que otras, ¿qué pasa? Incluso algunos padres manifestaron estar tratando su hijo hace varios años sin cambio ni tratamiento efectivo, a lo que Quirós respondió "quien en como máximo en tres meses no registra algún cambio, ha fracasado con la terapia aplicada".

Será el momento de que cada familia o docente que vislumbre la existencia de este tipo de desorden empiece a trabajar para buscar un diagnóstico certero. En este sentido, este tipo de charlas que echa luz sobre temas cuya difusión merece recorrer un largo trecho, y felizmente San Pedro ya comenzó a transitar el camino.


Información adicional
Algunas cifras brindadas por el especialista
1 La cuarta parte de un colegio tiene problemáticas con este tipo, el 20% diagnosticado, el 10% tratado. A nivel internación el 50% diagnosticado.
2 En Estados Unidos más de 6 millones de chicos tienen ADHD.

Los chicos
“No son perseverantes. Empiezan todo y no terminan nada. Torturan a sus padres para que le compren los botines y la pelota el día que decidieron jugar al fútbol, pero cuando comienzan abandonan porque no soportan la disciplina, el esfuerzo y la organización.
Son nenes que sufren, que están tristes, porque ven sus fracasos a diario, porque quieren y no pueden, porque no pueden mantener, porque les cuesta comunicarse, son chicos que sufren”.

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